No suelo hacer mención de
fotógrafos o exposiciones en el blog, salvo que me impacten sobremanera. Si
recordáis, lo hice cuando vi la exposición de Sebastiao Salgado: ‘Genesis’ y me
explayé incidiendo en los beneficios que reportaría para todo fotógrafo el
verla. Pues bien, me ha vuelto a suceder con otra exposición.
Tuve la suerte de asistir a la
inauguración de la exposición ‘Del caos al laberinto’ de Koldo Badillo. No
pensé que me iba a encontrar lo que me encontré. Después de hablar con Koldo
tienes la certeza de estar hablando con una persona humilde, de mucho bagaje fotográfico
y que ha emprendido su propio camino, que es hablar mediante la fotografía de
naturaleza, pero no con palabras ajenas, sino con su propio lenguaje. Un
lenguaje que parece abstracto si se mira, pero que resulta tan cercano como el
alma si se observa.
Hoy en día estamos saturados de
fotografía de naturaleza e ir a una exposición es prácticamente encontrarse con
lo de siempre, con lo que no te esperas que te sorprendan. La fotografía de
Koldo es propia, es un estilo. Si la ves, piensas: “esta es de Koldo”. Lograr
esto hoy en día es poco menos que un milagro, pero él lo ha logrado. Aunque
estaría mintiendo si dijera que verdaderamente ese es su estilo, porque Koldo
tiene mucha más fotografía en su haber, solo que con esta exposición, ha hecho
algo que es muy difícil. En primer lugar ha fotografiado el bosque, lo cual es
una de las disciplinas, a mi juicio, más difíciles en naturaleza, y en segundo
lugar, ha elaborado ese estilo, un hilo común que no desvelaré y que se debe
descubrir como danzando en cada fotografía. Lo que sí desvelaré es que sus
fotografías son jpgs directos de la cámara, sin trampa ni cartón. También
desvelaré que hay alguna doble exposición que yo no supe adivinar por la
delicadeza con que están hechas.
Todas son fotos de bosques, y en
todas, deteniéndome, logré experimentar la sensación del bosque de otoño e
invierno. Parecen oírse lejanos pájaros, sentirse la brisa helada y el olor a
frío. No hay ostentación de colores ni de contrastes salvo los tonos naturales
que puedes ver a simple vista en un bosque. Lo que si hay es un ejercicio de
composición muy muy trabajado y un juego muy interesante de la profundidad de
campo en el que del caos de un bosque surge un orden, quizás un laberinto, sí, pero con orden.
Destaco, pues me pareció una
elección muy adecuada, los marcos en madera de color hueso. Una elección que
hasta ahora no había visto para una exposición, pero que por los tonos del
conjunto de la exposición encajan como un guante. Tampoco me desagradó el
cristal, pues no hay apenas reflejos que incomoden la visión.
Añado que Koldo no ha encontrado
quién le patrocine, quién valore este extraordinario trabajo, y ha tenido que
costear absolutamente todo, es más, en muchos lugares de exposición le han
rechazado si no pagaba, lo cual indica muchas cosas que no diré aquí. Por un
lado me brota la tristeza ante las trabas que encontramos los fotógrafos de
naturaleza, pero por otro lado me brota la esperanza al ver lo que Koldo ha
emprendido, y me surge esta sensación: que afortunadamente nos queda mucho por
crear.
Una última reflexión. Me impactó
profundamente la exposición de Sebastiao Salgado, pero no aprendí nada nuevo
sobre fotografía. En la exposición de Koldo no he visto fotografías impactantes
y sin embargo…
Gracias Koldo, me has abierto un
nuevo camino.
Datos de la exposición:
Exposición 'Del caos al laberinto'
Photomuseum de Zarautz (Gipuzkoa). (Calle San Ignacio, 11)
Del 13 de enero al 23 de febrero de 2015.
De martes a domingo: 10 a 14 y 17 a 20 horas.
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